Zamora acoge un curso pionero con simuladores de edad para experimentar en primera persona dolores, rigidez y pérdida de visión o audición, para fomentar la empatía hacia las personas mayores y dependientes.
“Cuando no se tienen dolencias, pensamos que nunca nos va a pasar a nosotros. Hasta que pasa”. Este es uno de los mensajes que ha compartido Belén Arén, presidenta de la Asociación Activos y Felices, en un taller pionero en Zamora, donde han dado la posibilidad de sentir de primera mano lo que es sufrir diferentes discapacidades y dolencias.
El HUB de Innovación Tecnológica de La Aldehuela ha acogido este martes, 16 de septiembre, esta novedosa actividad, donde los asistentes han podido experimentar en primera persona las limitaciones físicas y sensoriales que acompañan al envejecimiento o a determinadas enfermedades.
Durante la jornada, una veintena de asistentes en cada turno, han podido utilizar los innovadores trajes simuladores de edad, conocidos como GERT, que reproducen dolencias habituales como pérdida de movilidad, dolores musculares, temblores, dificultades auditivas o visuales, e incluso síntomas asociados a enfermedades neurodegenerativas.
El simulador cuenta con nueve elementos. Entre ellos, un chaleco que reproduce dolores cervicales y lumbares, coderas y rodilleras que simulan rigidez muscular o unos zapatos que generan inestabilidad, similares a los síntomas del Parkinson.
También incluye gafas que recrean patologías como las cataratas o la retinopatía diabética. “Un periodista de León se las puso en otro taller y lloraba al recordar a su abuela. Me dijo: ‘Ahora veo cómo ve mi abuela y entiendo cómo me he portado con ella’”, ha relatado Belén Arén.
Los asistentes han vivido literalmente en su cuerpo “esa sensación de impotencia, respecto al dolor y lo que limita”. Algo que les ha ayudado a comprender la frustración y el sufrimiento de quienes padecen estas dolencias.
Una experiencia acompañada por vídeos de diferentes testimonios reales, donde han explicado que su pensamiento constante es “que no me voy a poder librar nunca de este dolor y tengo que aprender a vivir con él”.
Uno de esos ejemplos ha sido la propia presidenta de la asociación, que antes de acudir a psiquiatras y fisioterapeutas sensibilizados con su situación, “pensé muchas veces en querer morirme y no seguir aquí”
La experiencia ha sido conducida también por un equipo multidisciplinar de fisioterapeutas, psicólogos, coach y una arquitecta experta en accesibilidad.
Ellos han guiado a los participantes en dinámicas inmersivas que recrearon situaciones cotidianas, con el objetivo de “ponerse en los zapatos” de las personas con dependencia y comprender de forma íntima sus necesidades. La actividad incluyó momentos de reflexión compartida tras cada prueba.
“Este simulador allá donde vamos tiene un efecto impactante y positivo”, ha asegurado Belén Arén. Y es que quienes se ponen el traje solo lo usan durante unos minutos, “las personas que vivimos con ese dolor lo sentimos continuamente”.
Por eso insistió en que este tipo de dinámicas ayudan a “reinventarse, a buscar otras formas de hacer las cosas” y, sobre todo, a desarrollar una mayor sensibilidad hacia quienes enfrentan estas dificultades cada día.
Fuente: El Español